Si pensábamos que la caída y encarcelamiento de Villar, el despido de Sánchez Arminio y la llegada del VAR traerían un cambio radical en unos arbitrajes que veíamos claramente que beneficiaban al Barsa, aunque no supiéramos que tenían comprado al vicepresidente de los árbitros,
ya nos hemos podido dar cuenta de que todo sigue igual que cuando Gaspart, Laporta, Rosell y Bartomeu ingresaban millones a las empresas de Enríquez Negreira. Y todo sigue igual porque siguen personajes destacados en esta época en que se produjo la corrupción que hoy investiga
la justicia. Uno de ellos es Clos Gómez, una de las cabezas visibles del villarato arbitral, célebre por anular tres goles legales al Real Madrid en un derby, por protagonizar la famosa lista de errores que mostró Mou o por su récord de tres penaltis a favor del Barsa en sólo 12
minutos. En este artículo de @futbolgate_ES (esta cuenta y la de @Hechi9248 son imprescindibles) podéis ver quién fue Clos Gómez cuando arbitraba: futbolgate.com/investigaci%C3…. Pues bien, este antimadridista furibundo que se retiró del pito con su Barsa imbatido en Liga es hoy uno de
los personajes más influyentes en el Comité Técnico de Árbitros, donde ostenta los siguientes cargos:
-Responsable de árbitros de Primera y Segunda División (Junto con Undiano Mallenco, del que hablaremos otro día).
-Responsable del VAR.
Es decir, que no sólo influye en ascensos
-Responsable de árbitros de Primera y Segunda División (Junto con Undiano Mallenco, del que hablaremos otro día).
-Responsable del VAR.
Es decir, que no sólo influye en ascensos

y descensos, sino que imparte la doctrina que tienen que seguir los árbitros de VAR.
¿Qué quiere decir esto? Que los árbitros de campo y, sobre todo, de VAR tienen que pitar, no lo que ven, sino lo que le gusta a Clos Gómez. Veamos dos casos: Jaime Latre y Medié Jiménez. Estos
¿Qué quiere decir esto? Que los árbitros de campo y, sobre todo, de VAR tienen que pitar, no lo que ven, sino lo que le gusta a Clos Gómez. Veamos dos casos: Jaime Latre y Medié Jiménez. Estos
dos árbitros descendieron a Segunda División en 2021 y 2022 respectivamente y, en lugar de pitar en esta categoría, donde pasarían de cobrar unos 300.000 € al año a 120.000, decidieron seguir como árbitros exclusivos de VAR, donde, aunque cobran la mitad por partido (2.100 en
lugar de los 4.200 que cobra un árbitro de campo), muchos fines de semana repiten en dos encuentros, lo que les compensa. Este fin de semana hemos visto como Jaime Latre no quiso señalar un claro penalti de Kessié que podría suponer el empate del Barsa y cómo Medié Jiménez

consintió un puñetazo en la cara de Ruibal a Camavinga y no quiso avisar de un penalti de William Carvalho a Benzema. Con la tecnología del VAR, ambos árbitros tuvieron que ver claramente estas jugadas y, de haber avisado a Alberola Rojas y Soto Grado respectivamente, 


el Valencia bien hubiera podido empatar en Barcelona y el Madrid ganar en el Villamarín, con lo que la ventaja en Liga sería de cinco puntos, no de los nueve que saca ahora el Barsa. Si fuera la primera vez que estos árbitros fallan podríamos pensar que se trata de algo puntual,
pero no es así, en ambos casos podemos hablar de que siguen un línea determinada: esta misma temporada, Jaime Latre no quiso avisar del puñetazo de Fali a Vinicius (jugada paradigmática de uso de VAR) o la agresión de Papu Gómez a Valverde, pero sí vio una mano de Kaiky, que 






estaba de espaldas, y no otra de Jordi Alba mucho más clara. En cuanto a Medié (no pita al Barsa por ser catalán), no quiso señalar una entrada por detrás de Castillejo a Camavinga, las bofetadas de Balliu a Vinicius o, la temporada pasada, la brutal entrada de Maffeo a Vini o 






la de Raíllo que acabó con lesión de Rodrygo. Hay muchas jugadas más, pero estas sirven para hacernos una idea de cómo actúan estos dos tipos que, según el CTA, no valen para pitar en Primera, pero que siguen en el videoarbitraje ignorando jugadas que son precisamente de VAR.
Y, mientras a otros les sancionan por errores, como a Iglesias Villanueva por el Cádiz-Elche, estos siguen videoarbitrando una o dos veces por semana, porque saben que los errores que benefician al Barsa y/o perjudican al Madrid, no tienen consecuencias en el VAR que dirige
Clos Gómez. En esto de los arbitrajes no creo en casualidades, sino en causalidades, más ahora que sabemos que el Barsa pagaba millones a Enríquez Negreira, y la causa de que Jaime Latre y Medié Jiménez se equivoquen siempre para el mismo lado es porque ya le vieron las orejas al
lobo cuando les bajaron a Segunda y quieren mantener sus ingresos satisfaciendo a quién saben que puede hacer que sigan en Primera, aunque sea en el VAR, que no es otro que su jefe el antimadridista Clos Gómez.